jueves, 29 de enero de 2009

El Gabinete del Doctor Caligari (1920)

Hoy vamos a recuperar la película emblemática del denominado Expresionismo Alemán, El Gabinete del Doctor Caligari de Robert Wiene. Una de mis películas favoritas por su estética, su historia y los ojos hipnóticos de Cesare...

El Expresionismo surgió como tendencia artística a comienzos del siglo XX de la mano de un pequeño grupo de estudiantes que, agrupados en un movimiento que denominaron Die Brücke (El Puente), expusieron una nueva forma de ver el arte más desgarrada, visceral y grotesca. Dos décadas después, la influencia de esta nueva corriente artística llegó al cine gracias a la iniciativa del director Robert Wiene.

No debió ser nada fácil presentar el proyecto del Gabinete del Doctor Caligari a los estudios de cine ya que en aquellos momentos la industria cinematográfica alemana estaba en horas bajas por la crisis económica derivada de la Primera Guerra Mundial y el empuje de la industria Hollywoodense. Sin embargo, el destino quiso que la recién creada UFA, productora alemana creada en 1917 como medio de propaganda política durante la Primera Guerra Mundial, aceptara financiar el proyecto de Wiene. Lo cierto es que durante la década de los años veinte UFA se erigió como una productora capaz de apostar por proyectos "independientes" que hubieran sido rechazados en otras productoras como Metrópolis, El vampiro de Düsseldof (ambas de F. Lang), Amanecer de Murnau y El ángel azul, primer largometraje de Marlene Dietrich; películas que a la postre se convirtieron en iconos del cine.

El Gabinete del Dr. Caligari narra los asesinatos que cometía el sonámbulo Cesare bajo las hipnóticas órdenes del Dr. Caligari. Viajando de ciudad en ciudad como parte de un espectáculo itinerante, el Dr. Caligari reproduce los crímenes que cometió otro doctor del mismo nombre en el siglo XVIII y que están recogidos en un pequeño relato. La obsesión del Dr. Caligari por recrear minuciosamente los asesinatos del antiguo doctor le lleva a utilizar sus habilidades hipnóticas sobre el joven Cesare hasta límites insospechados...

La idea del guión original, creado por Hans Janowitz y Carl Mayer, era denunciar la actuación del Estado alemán durante la Primera Guerra Mundial, sin embargo, las presiones por parte de la productora, acosada a su vez por las autoridades alemanas, llevó a Robert Wiene a modificar el final del guión. Este cambió trastocó el mensaje de la película y eliminó cualquier rastro de crítica al estado alemán.

Uno de los elementos que quiero destacar de la película son los decarados ya que serán imitados en todas las películas que se integran en el movimiento expresionista. Los decorados, creados por Walter Rörig, Walter Reimann y Hermann Warm, miembros del movimiento artístico Strum, crean una escenografía opresiva y cerrada mediante la utilización de paneles deformados y angulosos, paredes inclinadas y chimeneas oblicuas que crean ilusiones ópticas inigualables hasta hoy día. Hay también un curioso uso de máscaras para hacer fundidos progresivos en negro, dejando destacada sólo una parte de la acción y creando juegos de luces y sombras acentuados por el uso de luces artificiales.

Para finalizar, no quiero pasar por alto a Conrad Veidt, el actor que encarna el personaje del sonámbulo Cesare. Su delgadez, elevada estatura y rostro anguloso le convirtió en el actor fetiche de los directores expresionistas que, mayoritariamente, incidían en la naturaleza oculta y decadente del ser humano. Aunque su nombre no es conocido para el gran público, Veidt fue uno de los actores más prolíficos del cine alemán de entreguerras colaborando en algunas de las obras maestras del cine expresionista como El estudiante de Praga de H. Gaalen (1925), Las manos de Orlac (1924) de R. Wiene o El hombre que ríe (1928) de P. Leni. Destaca también su interpretación en "Diferente a los Demás" (1919) de R. Oswald, que ocupa un lugar especial dentro del cine de temática homosexual, ya que se trata de la primera cinta que, gracias a la relajación de la censura en la Alemania de la República de Weimar, pudo abordar este tema considerado un tabú en la Alemania de los años veinte.

Conrad, además, fue uno de los primeros actores europeos en dar el salto a Hollywood donde trabajó en varios proyectos hasta que la llegada del cine sonoro le hizo regresar a Alemania porque su marcado acento limitaba sus posibilidades en el cine estadounidense. No obstante, su acento le permitió hacerse con el papel de Heinrich Strasser en la mítica Casablanca (1942).

Conrad Veidt se opuso fervientemente al régimen nazi que siempre miró con recelo a este declarado amigo de los judíos (su mujer era alemana de ascendencia judía). Goebbels, consciente de la enorme popularidad de Veidt -fue el segundo actor mejor pagado de Alemania después de Emil Jannings- intentó ganarle para la causa nazi o, al menos, retenerle en el país, pero tras su interpretación del "judío Süss" en la película estadounidense del mismo nombre, Goebbels abandonó su empeño y el actor descendió inmediatamente a la categoría de "persona non grata". La prensa oficial le dedicó estas palabras:

"Conrad Veidt ha sido recompensado por esta traición a su patria, con el elogio del pueblo judío. Por ello ya no es humanamente digno de que ni tan sólo un dedo se mueva en Alemania para alabarle." (Völkischer Beobachter 1934)

Os dejo unas imágenes de la obra cumbre del expresionismo alemán y una de mis películas favoritas. ¡Luces, cámara, acción!

1 comentario:

  1. Por lo ke veo te gusta el buen cine ami tambien me gustan las buenas peliculas aora stoy viendo el diario de noa es una pelicula buena para mi gusto sobre todo en estos malos momentos un saludo

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